miércoles, 18 de octubre de 2023

Capítulo 6: Sebástian "Aún bailo bajo la lluvia"

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Sebástian se encuentra en la oficina abrumado por la ausencia de Victoria. Consternado con la respuesta que recibió esta mañana en su Whatsapp.

No supo cómo afrontar la situación. Se dejo llevar por lo que sentía y tomo la oportunidad que le compete, en el momento.

Luego del almuerzo, observa desde su escritorio, la llegada de Victoria. Haciéndose notar, llevando por delante los escritorios, las sillas y los muebles. 

Victoria llega desaliñada, con ojeras evidentes en su rostro. Se toma con ambos brazos la cabeza y se desmorona sobre su escritorio.

Prende la computadora y el sistema le arroja un error:

 ERROR DE RED. VERIFIQUE CON SU SUPERIOR SOBRE ESTE ERROR. D452.

- “¡Diablos!”- exclama, alborotando a sus compañeros por su grito reciente.

Sebástian la observa. Y ella enroscada en su mal día, se dirige a la oficina de él.

Entra arrogante como siempre.

-¨Mi computadora arroja un error. Necesito que verifiques esto para poder continuar con mi trabajo”. Anuncia de mala manera.

Sebástian se aclara la garganta.

- “Si hubieras llegado a tiempo, te habrías enterado que nos actualizaron el sistema y no tendrías este problema”.

Victoria enrojece de furia y vergüenza.  No se atreve a mirarlo a los ojos.

Resplandece su cabellera con los rayos de sol, sus pecas se marcan como si recién hubiesen salido en su rostro. Su camisa ajustada y con los botones mal abrochados denotan la urgencia de su salida para llegar 5 horas después del horario habitual a su trabajo.

No dice nada. Victoria mira para abajo y no dice nada.

Sebástian teclea con velocidad en su teclado y le dice:

- “Listo. Ya podés continuar”.

Victoria lo mira a los ojos, pero no se marcha.

Segundos eternos. Instantes impresos en la memoria. Clava sus ojos en los de él y en silencio el tiempo transcurre más despacio.

- “Victoria… Ya podés continuar con tu labor o querés que platiquemos de tus errores?”.

Ella se marcha a toda prisa y comienza a concentrarse en sus tareas del día.

Arrogante. Presumido. ¿Mis errores? ¿Acaso soy la única que los comete? ¿Quién se cree que es?

La tarde transcurre con normalidad.

 

 

Al final del día, el silencio comienza a reinar y Victoria se da cuenta que se ha quedado sola. Estaba tan concentrada en lo que estaba escribiendo que no se dio cuenta de la hora.

Sebástian abre la puerta y le indica que se acerque.

Victoria estaba por marcharse pero decide ingresar en el salón cuando lo ve con unas carpetas que reconoce enseguida en sus manos.

Se dirige discretamente y le dice:

-“Ya me estaba por ir”.

-” Lo sé”. Le indica guiñándole un ojo. “Te llame para hablar de Julieta Diaz. Su libro necesita de varias correcciones antes de proceder a la impresión. La portada ya esta lista, la maquetación ya fue realizada por Cintia. Ahora te tocará a vos, volver a releer su manuscrito y enfocarte en que el contenido sea digno de atrapar a nuestros clientes. Ya sabrás como. Tendrás que contactarte con ella y sugerirle amablemente que cambios debe hacer. Quizás una reunión vendría bien para que acuerden puntos en común”.

Victoria suspira largo y tendido.

“Uff. Por un momento creí que ibas a castigarme por mi faltazo a la oficina”.

Silencio nuevamente.

Sebastián se acerca a la puerta y apoya un brazo sobre la pared. Encerrando a Victoria entre un límite imposible de salir.

Su boca se acerca y a tres milímetros de ella le dice:

-“Tu castigo será esta noche”.

Victoria suspira agitadamente. Intenta deslizarse para alejarse lo más rápido posible de esta situación, sin embargo, en el interín de su gran escape, roza su cremallera. Sebástian lo nota y sonríe haciendo que ella se enfurezca aún más.

Toma su mano y sus dedos se escurren entre los de él acariciando suavemente la palma.

Sebastián la aprisiona un poco más. Victoria cierra los ojos esperando que el beso ocurra.

Sus cuerpos arden al compás.

Él le susurra al oído: “Todavía no”.

Y se aleja nuevamente.

Victoria no entiende lo que acaba de ocurrir. Sintió su miembro abultado contra ella. Sintió los latidos del corazón resonando al compás. Acelerados. Alterados por una situación incapaz de controlar.

Victoria sabe que quiere más. Pero no está segura de ir esta noche. Teme de lo que pueda suceder. Teme que todo arruine su sueño de ascenso, sus deseos de publicación, la novela que quedo en stand by, dispuesta a salir a la luz en cuanto ella tuviera la valentía necesaria para terminarla.

Sebástian tenía ganas de continuar. Pero si la besaba quizás eso hubiera sido todo. Planea hasta el más mínimo detalle para esta noche. Y antes de marcharse le indica:

“20 hs, Victoria. Necesito la entrega de ese informe preliminar. 20 hs en la dirección que te acabo de mandar”.

Ella asiente con la cabeza y se marcha con el rostro colorado por lo que acaba de ocurrir.

Victoria no sabe lo que quiere. Sebástian no sabe lo que ocurrirá.

Con la tentación derramándose por los poros de la piel. Con la fantasía de la entrega y la correspondencia. Ganas de entrelazarse más que los dedos.

Ella quiere dos cosas: vivir este sentimiento extraordinario y dejar de sufrir.  La prisa que ocurre, el deseo que mata.


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