miércoles, 25 de octubre de 2023

Capítulo 7: Victoria "Aún bailo bajo la lluvia"

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19:00 hs. Victoria se vuelve a mirar al espejo. No sabe si vestirse casual, sexy o formal. 

Da vueltas, se coloca de perfil y observa. Un vestido rojo furia ajustado, pronunciando cada una de sus curvas.

ES DEMASIADO.

Lo era. Por lo que optó por recoger de su placard unos jeans y una blusa del mismo rojo pero con botones. Tacones medios que no dicen nada. Y su cabello desaliñado. Tomando sus rulos entre sus manos y jugando un poco para terminar de definirlo.

Toma su perfume Cher y se coloca dos toques detrás de las orejas. Uno en el medio del pecho y dos más en las muñecas.

CÁBALAS.  Afirma sonriendo al espejo.

TRANQUILA. TODO SALDRA BIEN.

Se coloca una chaqueta liviana por encima de los hombros, toma su bolso y baja al hall del edificio.

Sebástian la está esperando en su auto. Sonríe de costado cuando le abre la puerta del acompañante y la observa subir.

Todo concurre en silencio y algún que otro comentario del trabajo, del clima y de las noticias del momento. Nada importante. Nada que delate las intenciones de ambos.

Sebástian estaciona y suben en el ascensor. 

La tensión que crece y juega con el tiempo efímero que transcurre en esa llegada al departamento lujoso de Sebástian.


Mientras las luces tenues del apartamento bañaban la habitación en una sensual penumbra, el aroma de la cena que Sebástian había preparado impregnaba el aire. Sentados a la mesa, sus miradas se encontraron repetidamente, cargadas de un deseo que no podían ignorar.

A medida que avanzaba la cena, los toques casuales de sus manos mientras compartían platos se volvieron cada vez más atrevidos. Victoria podía sentir la mirada intensa de Sebástian sobre ella, haciendo que su corazón latiera con fuerza. Los juegos de seducción se volvían cada vez más audaces con cada plato que pasaba. 

A la hora de levantar la mesa, Sebástian encontró el momento contra la puerta de la cocina para inclinarse hacia Victoria, atrapando sus labios en un beso ardiente y apasionado.

Los besos se volvieron más profundos y necesitados, y la ropa comenzó a ceder a las manos inquietas de ambos.

 Victoria se deshizo de su blusa levemente ajustada, dejando al descubierto su cuerpo con una lencería de encaje haciendo juego con el tono de la prenda recién quitada, mientras Sebástian desabrochaba su camisa, revelando un torso musculoso y suavemente bronceado. 

Los dos cuerpos ardientes se fundieron en un abrazo apasionado, y el helado de postre quedó en segundo plano.

El apartamento se llenó de gemidos y susurros, mientras Victoria y Sebástian se entregaban por completo al deseo que habían estado reprimiendo durante tanto tiempo. 

Se tocan con delicadeza al principio, como si temieran romper el encanto del momento. Sus dedos se deslizan suavemente sobre la piel del otro, explorando cada centímetro con devoción. Sus labios se encuentran en un beso apasionado, uniendo sus almas en ese instante mágico.

Examina sus ojos mientras su miembro se introduce dentro de ella. Victoria no puede reprimir los gemidos, se tensa completamente cuando pareciera amoldarse al ritmo de él. Empapados en sudor, Sebástian tensa su cuerpo por un instante y casi al mismo tiempo que ella suelta un suspiro ahogado relajando su peso sobre la clavícula de Victoria, reposando en un abrazo largo y sincero. 

La noche se convirtió en un torbellino de pasión desenfrenada, con la comida en la mesa olvidada por completo, mientras la lujuria los consumía una y otra vez. En ese momento, el mundo exterior desapareció, y solo existían ellos dos, entregándose por completo al ardor de su encuentro fogoso.

Quedándose dormidos  sobre la cama con sabanas de seda, sin hablar de lo que había pasado. Disfrutar del hoy. 

A la mañana siguiente todo cambiaría, cuando Victoria se despertará encontrándose en la cama de él, replanteándose su vida e imaginando una nueva. 

Su corazón latía más rápido de lo normal y sus pensamientos al unísono de una música que sólo sonaba en sus oídos.

Antes de que el canto de los pájaros empezara vibrar en las ventanas, tomó su ropa y se marchó sin hacer ruido.

Habitando con frenesí esta lujuria. Supervivencia perdida entre las miles de piezas rotas de su alma que se acababan de juntar. Extraordinaria vida.

Convertirse en recuerdo mientras se esfuma el perfume de Sebástian de su piel. 

Amanece que no es poco y con los tacones en la mano, descubre las palabras enquistadas en su interior brotando por doquier.

Necesidad de escribir. Necesidad de ser.

Matices incontrolables. Temor a estropear su futuro o remordimientos por un pasado reciente en el que se dejó llevar.


NECESITO MÁS. Se dijo a si misma, emitiendo un suspiro ahogado.

miércoles, 18 de octubre de 2023

Capítulo 6: Sebástian "Aún bailo bajo la lluvia"

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Sebástian se encuentra en la oficina abrumado por la ausencia de Victoria. Consternado con la respuesta que recibió esta mañana en su Whatsapp.

No supo cómo afrontar la situación. Se dejo llevar por lo que sentía y tomo la oportunidad que le compete, en el momento.

Luego del almuerzo, observa desde su escritorio, la llegada de Victoria. Haciéndose notar, llevando por delante los escritorios, las sillas y los muebles. 

Victoria llega desaliñada, con ojeras evidentes en su rostro. Se toma con ambos brazos la cabeza y se desmorona sobre su escritorio.

Prende la computadora y el sistema le arroja un error:

 ERROR DE RED. VERIFIQUE CON SU SUPERIOR SOBRE ESTE ERROR. D452.

- “¡Diablos!”- exclama, alborotando a sus compañeros por su grito reciente.

Sebástian la observa. Y ella enroscada en su mal día, se dirige a la oficina de él.

Entra arrogante como siempre.

-¨Mi computadora arroja un error. Necesito que verifiques esto para poder continuar con mi trabajo”. Anuncia de mala manera.

Sebástian se aclara la garganta.

- “Si hubieras llegado a tiempo, te habrías enterado que nos actualizaron el sistema y no tendrías este problema”.

Victoria enrojece de furia y vergüenza.  No se atreve a mirarlo a los ojos.

Resplandece su cabellera con los rayos de sol, sus pecas se marcan como si recién hubiesen salido en su rostro. Su camisa ajustada y con los botones mal abrochados denotan la urgencia de su salida para llegar 5 horas después del horario habitual a su trabajo.

No dice nada. Victoria mira para abajo y no dice nada.

Sebástian teclea con velocidad en su teclado y le dice:

- “Listo. Ya podés continuar”.

Victoria lo mira a los ojos, pero no se marcha.

Segundos eternos. Instantes impresos en la memoria. Clava sus ojos en los de él y en silencio el tiempo transcurre más despacio.

- “Victoria… Ya podés continuar con tu labor o querés que platiquemos de tus errores?”.

Ella se marcha a toda prisa y comienza a concentrarse en sus tareas del día.

Arrogante. Presumido. ¿Mis errores? ¿Acaso soy la única que los comete? ¿Quién se cree que es?

La tarde transcurre con normalidad.

 

 

Al final del día, el silencio comienza a reinar y Victoria se da cuenta que se ha quedado sola. Estaba tan concentrada en lo que estaba escribiendo que no se dio cuenta de la hora.

Sebástian abre la puerta y le indica que se acerque.

Victoria estaba por marcharse pero decide ingresar en el salón cuando lo ve con unas carpetas que reconoce enseguida en sus manos.

Se dirige discretamente y le dice:

-“Ya me estaba por ir”.

-” Lo sé”. Le indica guiñándole un ojo. “Te llame para hablar de Julieta Diaz. Su libro necesita de varias correcciones antes de proceder a la impresión. La portada ya esta lista, la maquetación ya fue realizada por Cintia. Ahora te tocará a vos, volver a releer su manuscrito y enfocarte en que el contenido sea digno de atrapar a nuestros clientes. Ya sabrás como. Tendrás que contactarte con ella y sugerirle amablemente que cambios debe hacer. Quizás una reunión vendría bien para que acuerden puntos en común”.

Victoria suspira largo y tendido.

“Uff. Por un momento creí que ibas a castigarme por mi faltazo a la oficina”.

Silencio nuevamente.

Sebastián se acerca a la puerta y apoya un brazo sobre la pared. Encerrando a Victoria entre un límite imposible de salir.

Su boca se acerca y a tres milímetros de ella le dice:

-“Tu castigo será esta noche”.

Victoria suspira agitadamente. Intenta deslizarse para alejarse lo más rápido posible de esta situación, sin embargo, en el interín de su gran escape, roza su cremallera. Sebástian lo nota y sonríe haciendo que ella se enfurezca aún más.

Toma su mano y sus dedos se escurren entre los de él acariciando suavemente la palma.

Sebastián la aprisiona un poco más. Victoria cierra los ojos esperando que el beso ocurra.

Sus cuerpos arden al compás.

Él le susurra al oído: “Todavía no”.

Y se aleja nuevamente.

Victoria no entiende lo que acaba de ocurrir. Sintió su miembro abultado contra ella. Sintió los latidos del corazón resonando al compás. Acelerados. Alterados por una situación incapaz de controlar.

Victoria sabe que quiere más. Pero no está segura de ir esta noche. Teme de lo que pueda suceder. Teme que todo arruine su sueño de ascenso, sus deseos de publicación, la novela que quedo en stand by, dispuesta a salir a la luz en cuanto ella tuviera la valentía necesaria para terminarla.

Sebástian tenía ganas de continuar. Pero si la besaba quizás eso hubiera sido todo. Planea hasta el más mínimo detalle para esta noche. Y antes de marcharse le indica:

“20 hs, Victoria. Necesito la entrega de ese informe preliminar. 20 hs en la dirección que te acabo de mandar”.

Ella asiente con la cabeza y se marcha con el rostro colorado por lo que acaba de ocurrir.

Victoria no sabe lo que quiere. Sebástian no sabe lo que ocurrirá.

Con la tentación derramándose por los poros de la piel. Con la fantasía de la entrega y la correspondencia. Ganas de entrelazarse más que los dedos.

Ella quiere dos cosas: vivir este sentimiento extraordinario y dejar de sufrir.  La prisa que ocurre, el deseo que mata.


miércoles, 11 de octubre de 2023

Capitulo 5: Victoria "Aún bailo bajo la lluvia"

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Esa noche, luego del sushi bar las chicas volvieron a juntarse en el departamento de Victoria.

Lara:- ¡Noche de diversión!

Sol:- ¡Fiesta loca! Salgamos a divertirnos, ¡por favor!

Gaby:- Si, ¡Vic! Necesitas despegarte de los pensamientos de Sebastian.

Ojala pudiera.

Victoria sólo podía pensar en él.

La noche silenciosa para ella, con música intensa para las chicas.

Una mezcla de rabia, melancolía y ganas de volverlo a encontrar.

Sebastian era un enigma, una profunda interrogatorio, el deseo más ardiente y fugaz.

Comenzaron a apilarse las botellas vacías y Victoria recurrió al silenciador de mente: el alcohol.


Todo era divertido y Victoria dejó sus preocupaciones a un lado.

Una fiesta entre amigas, recuerdos y risas a carcajadas. Llenando ese vacío que ocultaba frente a los demás.

Sin embargo, el sentimiento fue más fuerte. Y en un momento de adrenalina, Victoria tomo su celular y escribió.

-Te deseo, Sebastian. Deseo tocar tu cuerpo suavemente, recorrer cada extremidad. Deseo recorrerte con mis besos, humedecer tu piel. Me volves loca…

ENVIAR.

Un error o un acierto que cambiaria la historia de estos dos aventureros.

3 am. Nada respondía.

5 am. La fiesta continúa y Victoria ya no recuerda nada.

10 am. Despierta con una jaqueca mortal. La habitación dando vueltas, el mareo y próximo vómito cerca del azulejo ya manchado de la noche anterior.

Procede a darse una ducha. Se toma tres analgésicos. Envuelta con una toalla en el cuerpo y otra en la cabeza. Con las gotas mojadas resbalando por sus hombros y un maquillaje corrido que no termino de sacar, toma su celular para ver la hora y lo ve.

Observa la catástrofe hecha verdad. Visualiza con su rostro prendido fuego el mensaje que mandó hace unos horas cuando nada acontecía más que el alcohol en sus venas.

Y la respuesta de Sebástian escrita en mayúsculas.


Tuvo temor de abrirlo y clavarle el visto en WhatsApp. Pero la intriga era más fuerte que todo lo demás y su cuerpo brotaba de adrenalina.

Leyó el mensaje. Llevo su celular al pecho y volvió a releer para asegurarse que realmente era cierto lo que estaba ocurriendo.

-DESPERTE CON POCA ROPA Y PENSANDO EN TI. DESEARIA TENERTE CERCA DE MI EN ESTE MOMENTO. NO VINISTE A TRABAJAR. TENEMOS QUE HABLAR DE ELLO. CENA 20 HS EN MI DEPARTAMENTO. TE RE-COJO EN LA PUERTA DEL ESTACIONAMIENTO.

Escribiendo…

-VICTORIA. VOLVE A RESPIRAR. EL AIRE NO ES LO UNICO QUE TE VA A FALTAR ESTA NOCHE.

Pegó un grito y se recostó sobre la cama de espaldas. Necesitaba procesar este momento.

Pensando en un despido del trabajo que tanto costó conseguir e imaginando la casa de Sebástian.

Esta noche. Sebastián.

No supo responder. Simplemente se durmió con el celular en la mano, soñando cada una de las posibilidades. Pensando en como continuar esto.

Su celular ardía y ella también. 


Capitulo 4: Sebástian "Aún Bailo bajo la lluvia"

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2 de la mañana. Sebastián despierta completamente empapado en sudor sobre unas sabanas de seda que quedaron impregnadas de su perfume. Desaliñado. Fastidioso por su insomnio, se levantó con desgano dispuesto a ducharse.

Se dirigió al baño de su cuarto. Y contemplo por la ventana la luna llena iluminando los edificios.

La ciudad duerme y sus pensamientos despiertan hechos un bucle de palabras inconclusas.

Giró la canilla caliente y se metió a la ducha.

No puedo dejar de pensar en ella.

Se dijo a si mismo mientras apoyaba el brazo contra la pared, dejando caer las gotas de agua por su torso desnudo.

Su miembro latía fuerte y no podía controlar lo que estaba sintiendo.

Intento aliviar su sentimiento pero fue en vano. Sus manos no eran Victoria. Su deseo era mucho más fuerte de lo que imaginaba.

Tomo una toalla, se envolvió la cintura y camino hacia la cocina.

Descorchó un vino, sirvió en un copón y se dirigió al sillón.

Necesito ordenar mis sentimientos. Necesito controlarme.

Tomo su laptop y comenzó a teclear.

Esto... no es un simulacro. Estos son mis sanos y puros sentimientos hacia una persona que ni siquiera conozco.

Victoria...

No entiendo que sucede.

Ella. Con su camisa ajustada, utilizando los dos primeros botones desabrochados.

No es sexy. No insinúa nada. No llama la atención.

Con su piel blanca y tersa, fría, pálida. Sus pocas pecas y sus ganas desesperadas de huir.

Victoria es el reflejo de la inocencia y yo solo deseo arrancársela con los dientes.

Tomar de su cintura, envolviéndola en mis brazos. Arrancando su camisa con deseo.

Subiendo su cuerpo a la barra de la oficina, empujando mi cadera sobre la suya. Sorbiendo sus labios con desdén.

Y...

Basta.

Sebástian. Control.

Victoria.

Audaz. Increíble. Atareada y atolondrada. No es llamativa. Usa lentes color bordó, se quiere hacer la intelectual. Es tímida pero me responde con amargor.

Victoria.

Dulce. Con sus pequeños pechos redondos y su cintura de avispa.

Aún recuerdo el encuentro en el ascensor.

Su perfume frutal. Su cabello entre colorado y rubio. Sin definir. Tal como es ella.

Sus piernas sin broncear y sus medias oscuras por debajo de su falda.

Ajustando las curvas que nadie admiraría.

Su nariz casi tan cerca de la mía. Mis ganas de partirle la boca. Su corazón acelerado y una puerta que interrumpe los dos segundos que me separan de diferencia para que continué lo que mi mente imagino que ocurriría.

Basta.

Sebastián cerro la laptop con rabia. Tomo el ultimo sorbo de la última copa, culminando toda la botella.

Miró la luna por última vez.

Victoria... dijo suavemente.

Sonrió, cerró sus ojos y su cuerpo relajado descanso lo que restaba de la noche en el sillón. 


Capitulo 3: Victoria "Aún Bailo bajo la lluvia"

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Sabe que le cuesta respirar cuando se cruzan. Sabe que Sebastián se comporta de manera inapropiada. Y ella por más castigo que quiera impartirle, sabe que lo desea.

No repara en que lo que está ocurriendo es increíblemente peligroso.

A última hora del día laboral cuando la oficina calla y los rayos de sol comienzan a reventarse contra los cristales del edificio, Victoria enrolla los papeles que están sobre su escritorio. Decepcionada, ya que hoy su inspiración no fue su fuerte.

Más que un día repleto de mensajes de los clientes que absorbieron su mente con dudas sobre sus futuros libros.

Maquetación, corrección, asesoría. Ella respondía todas sus consultas.

Sin embargo, a principios de año, la jefa anterior le había dado la posibilidad de cumplir su sueño. Le informo que si para Diciembre entregaba su manuscrito finalizado, lo iba a tener en cuenta para una futura publicación abonándole todo lo necesario para llevarlo a las librerías más famosas del país.

Sebastián llego a su mundo para distraerla. Y eso a ella no le gustaba.

Destrozando los últimos trozos de manuscrito fallido, lanzó al cesto de basura dejando caer sus sueños en pequeños fragmentos.

Decidió bloquear su computadora y dirigirse a lavar su tazón para marcharse a casa. Sólo pensaba en tirarse en la cama boca abajo y llorar un buen rato.

No pensó en las posibilidades. No cree en las casualidades. Ni en los momentos en que a veces surgen por hacerlos al propósito.

Caminando a paso acelerado, entró a la cocina y ahí estaba.

Sonriendo a su celular, de perfil a la ventana. Con su traje perfectamente planchado y su perfume importado.

Apoyado sobre la barra sin prestar atención a que ella había interrumpido su tranquilidad. Ignorando completamente el ruido de sus tacones.

Victoria sintió calor en su cuerpo al notar lo ajustado que le quedaban los pantalones a Sebástian. Notando su culo increíblemente redondo y su cremallera pronunciadamente abultada.

Ella aclaró su garganta y lavó rápidamente su tazón en la bacha. Cuando se dio vuelta para irse lo más rápido posible. Sebástian se encontraba a pocos centímetros de ella.

Acercó su mano al cuello de su camisa, rozando suavemente con su dedo pulgar e indice, delicadamente el borde. Llegando al primer botón desabrochado de su ropa. Sin mirarla a los ojos le dijo:

"Te mojaste". Susurrándole a los oídos.

"¿Disculpa?" dijo Victoria casi al borde del infarto.

"La camisa, Victoria. Te mojaste la camisa. Tené más cuidado la próxima vez"- Alejándose de la cocina, con una mano en sus bolsillos y la otra con el celular prendido.

Victoria tuvo que apoyarse sobre la barra para recomponerse de la situación.

¿Qué le estaba ocurriendo?. ¿Acaso lo está haciendo adrede?



Tomó su celular y le mandó un mensaje al grupo de las chicas.

Vic:- "CHICAS, URGENTE, NO SABEN LO QUE ME PASO. OTRA VEZ."

Sol:- ¿Te cruzaste con él?

Gaby:- ¡Conta ya!

Lara:- Queremos todos los detalles.

Vic:- Me acorraló contra la cocina y no podía respirar.

No se que me ocurre. Estoy distraída.

No puedo continuar el proyecto de mi novela. No encuentro el camino. Sebástian me esta arruinando todo lo que era perfecto. 😢

Lara:- Pará Vic. ¿Era perfecto?

O simplemente estas teniendo nuevos sentimientos que no sabes como manejar?

Vic:- No se, Lari. Sinceramente, estoy muy confundida.

Hoy fue un desastre de día. Y sólo quiero llorar.

Gaby:- Tranquila amiga, no es un mal momento. Necesitas aclararte.

Sol:- Toda la razón. Apoyo la moción.

Salgamos esta noche a tomar algo.

Vic:- No sé. Mañana trabajo y me tengo que levantar muy temprano.

Lara:- No hay tutía. Se sale y punto.

21 hs todas en el Sushi Bar. Vic yo te busco por tu casa.

Vic:- Gracias chicas, siempre saben cuando las necesito.



Victoria se marcho a su casa. Hoy será noche de amigas y no quiere pensar más que en disfrutar de las chicas y de escuchar sus aventuras.

Ausente del mundo pero presente en la vida. Y un sinfín de emociones. Artificios y esperpentos varios de un deseo que no puede controlar.


Capitulo 2: Sebástian "Aún Bailo bajo la lluvia"

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Sebástian se despertó al día siguiente recordando el encuentro casual con Victoria.

Se dio una ducha fría para arrancar bien el día, tomó sus auriculares, sus llaves y emprendió el camino hacia el ascensor del edificio. Bajo a la cochera, destrabó la alarma y se subió a su vehículo. 

Un auto con comodidades. Extravagante para algunos. Sencillo y útil para él. 

Se sentó con torpeza en el volante, apoyando su espalda en el asiento. Coloco el cinturón de seguridad. Observó el espejo retrovisor, acomodó el jopo que siempre tiene desordenado en su cabello, sacudió un poco la cabeza y se guiño un ojo.

¨¿Qué estoy haciendo?" - Se dijo a sí mismo mientras volvía a sacudir de un lado al otro su rostro en señal de negación.

Encendió el radio. Sonaba "You make me" de Avicci. Digna canción de viaje en carretera. Y arrancar el día un poco más UP de lo normal.

Llegó un poco más temprano que el horario habitual de entrada a la oficina. En su mente seguía fascinado con encontrarse a esa chica. Aunque sus pendientes eran carpetas y carpetas llenas de problemas por resolver. No tenía tiempo para esto. No tenía tiempo para juegos ni pasatiempos, ni mucho menos para estar pensando en algo que no lo llevaba a ningún lado.

Se abrieron las puertas del ascensor y descendió en la entrada del piso de la Editorial. Los asientos vacíos, los escritorios completamente limpios y ordenados, el placer de llegar temprano y observar con detalle como el sol comenzaba a salir por la ventana que se encontraba en diagonal a su oficina.

Entró en su despacho, coloco su abrigo en el perchero, dejo su maletín en el sillón de al lado y se dirigió a su escritorio.

Prendió su laptop, abrió Spotify y comprendió que era muy temprano para poner música con los parlantes que se trajo de su antiguo empleo.

Como aún no había nadie, no le importo las consecuencias. Después de todo era el jefe a mando. Nadie podría decirle nada.

Sonaba "Scared to be lonely" de Martin Garrix y Dua Lipa. 

 A todo volumen, agarro las carpetas y comenzó a trabajar.

Sin embargo se dejó llevar y cuando menos se dio cuenta se encontraba cantando a pulmón la canción.

Con los ojos cerrados y alzando sus puños al cielo, giró cuando el silencio se hizo de golpe.

 Alguien interrumpió su momento de empoderamiento.

Cuando la vio, no pudo más que sonreír. 

Esa mano en su cintura en forma de jarra, su cara roja entre una mezcla de vergüenza y rabia, su otra mano agarrando los cables del parlante recientemente desconectados y su voz agresiva diciéndole:

-"Dueño o no dueño, no me parece que arranquemos así la mañana, algunos aún necesitamos de un café"

Sólo pudo decir: "Lo siento"- Con una sonrisa picara en su rostro.

Victoria asintió con la cabeza y se dirigió a la puerta del despacho para huir de allí.

Cuando Sebástian se acercó sigilosamente hacia ella y le dijo susurrando al oído:

-"Ya sabes que regalarme para mi cumpleaños, unos airpods no me vendrían mal".

Victoria se marcho. Furiosa.


Ambos volvieron a sus labores.

Victoria sintiéndose incapaz de comprender que era lo que había ocurrido ni como se animo a enfrentar de esa manera a su jefe.

Sebastián deseando que ella volviera a interrumpir en la oficina. Incoherencias y pensamientos de un momento en el que podría haberla hasta sancionado por su actitud. 

Ambos con el corazón acelerado. Incursionando en este nuevo sentimiento que ardía poco a poco dentro de sus cuerpos.




Capítulo 1: Victoria "Aún bailo bajo la lluvia"

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 Son las 4 am y la ansiedad comienza a calarle entre los huesos.

Victoria se levanta de la cama, se acerca al espejo de su habitación y ve su reflejo hecho añicos.

"No soy de este mundo"- Se dijo a si misma con frenesí, mientras la luz de la luna iluminaba suavemente su rostro.

Está nerviosa. Lo sabe.

Regresa a su habitación y se enreda entre las sabanas abrazando sus piernas, volviéndose bolita, hamacándose hasta conciliar el sueño nuevamente.


El despertador suena religiosamente como cada mañana a las 6 am, se da una ducha, se viste y sale en busca de un cappuccino a la cafetería que se encuentra en la esquina de su departamento.

Lleva su vida repartida como un puzle, dejando sus piezas una por una en cada sitio que recorre.

Su mente como una nebulosa llena de pensamientos negativos. Escribe y todo es más fácil. Todo debería ser más fácil...

Suspira y agarra su celular para escribirle a sus amigas.

Y cuesta dejar ir todo lo que se imagina. Un jefe nuevo comenzará hoy a trabajar en la Editorial, será un jefe amargado que no la deje ni respirar. O alguien que la ayuda a escapar de su realidad.

Ni una ni otra. Tiene en claro lo que quiere. Ella quiere que la dejen trabajar y nada más.

Al fin y al cabo está cumpliendo el sueño de su vida.

Encara hacia su trabajo para ponerle fin a esto.

Sube por el ascensor, descendiendo en el séptimo piso y camina entre el silencio retumbando sus tacones por doquier.

Se deja caer en su silla y prende su laptop para comenzar a trabajar.

Las horas pasan y ella muy concentrada termina su trabajo antes de tiempo. Pues, ser aplicada siempre fue lo suyo.

Cree que se merece un descanso. Decide ir a tomarse un café a la cocina olvidándose de los acontecimientos del día, postergando sus pensamientos para después.

Con ganas de saborear su café con leche recién salido de la cafetera, se relaja contra el vidrio de la ventana observando como las personas caminan por la ciudad.

El mundo cruje y su mente al fin está en calma.

Se da vuelta para volver a su oficina y choca contra alguien, derramando su preciado café sobre el traje impecable de aquel desconocido.

-¨¿Pero qué diablos estás haciendo?¨- Aúlla levantando la mirada y rompiendo su paz con el encuentro de aquellos ojos marrones que vislumbran carisma.

-¨Mis disculpas, señorita¨- sonriendo de costado, con las manos en los bolsillos.

Su rostro es atrevido y a él le causa gracia la situación que acaba de vivir.

-¨No entiendo tu risita, no entiendo que haces acá y no entiendo porque tengo que permitir que te burles de esto¨. Asiente con rabia.

Cuando torna su cuerpo para marcharse, él la toma del brazo.

-¨Mis disculpas, señorita?. Creo que no nos han presentado. Mi nombre es Sebástian, el nuevo CEO de la Editorial En Palabras.

Avergonzada por estar frente al nuevo director ejecutivo de la empresa donde trabaja, baja la mirada y su rostro enfurece, no puede ocultar la humillación que acaba de vivir.

-¨Las disculpas serán mías, Sr. Sebástian. Soy Victoria, trabajo en ventas, aunque algún día estaré en la oficina de creaciones. Estoy segura. Todas las mañanas me levanto, voy a mi cafetería preferida y mientras charlo con mis amigas pienso en mi futuro creativo. En fin... que estoy diciendo, hablo mucho cuando me pongo nerviosa. No lo molesto más. Sepa disculpar Sr. Voy a continuar mis quehaceres¨-

-¨Me encanta cuando las personas hablan demás, demuestran con palabras lo que desean callar con el cuerpo. Y vos Victoria no tenes nada para ocultar"- Soltando su brazo con delicadeza.

Ella lo miro nuevamente a los ojos y sabía que su rostro imploraba que llegará una ola polar y enfrié toda esta situación.

¿Acaso era cierto lo que acaba de ocurrir?

Se moría de ganas de contarles a sus amigas todo. Absolutamente todo.

Por que con esos 15 minutos que ocurrieron, ella se grabó en la memoria cada detalle de su cuerpo.

Su altura, su perfume prepotente sobresaliendo de su cuerpo, su ropa perfectamente planchada, su corbata roja exquisitamente deseable, su barba arreglada seguramente esa misma mañana y su flequillo levemente hacia el costado haciendo juego con su rostro juguetón.

¨¿Pero que estás pensando Victoria? Es más grande que vos y es tu jefe!¨- Dijo Gabriela en el grupo.

Sol la alentó y le dijo que vaya a encararlo.

Y Lara le dijo que sea reservada y consciente pero que nunca dejé de ser fugaz.





Sus amigas no estaban ayudando y ella quería salir corriendo y no regresar jamás.

Su día continuo normal aunque sus ansias por verlo de nuevo le agobiaban continuamente.

Como nunca, recorría la oficina al propósito para ver si lo cruzaba nuevamente. Pero no hubo caso. No hubo encuentro.

Desistió y se dijo a si misma que quizás era lo mejor. Lo que menos quería era perder su trabajo.

Sebástian era mucho mejor de lo que ella había imaginado. Sebástian era un apuesto y atractivo hombre de unos 47/48 años.

Lo que menos le importaba era la edad. Lo que más le acontecía era conservar su empleo.

Por lo que agarró su cartera y se dirigió al ascensor para marcharse a su casa.

Entró, cuasi desesperada por irse, cuando su encuentro fue inevitable.

El choque esta vez fue tan repentino que su cuerpo quedo rozando con el de Sebástian. Y entre las paredes de aquel ascensor, los corazones latieron al unísono.

Ninguno de los dos podía moverse. Era como si algo hubiera congelado el espacio y el tiempo.

Bastaron 3 minutos para que se abriera la puerta en el tercer piso y sus cuerpos se separaran como repelándose cual imanes.

Victoria volviendo a sentir vergüenza.

Sebástian la miro de arriba a abajo, y le guiño el ojo.

-¨¡Que no se te haga costumbre esto de andar atropellando a la gente"- le dijo sonriendo entre líneas.

Victoria bufó ante tal comentario continuando su salida del edificio por la escalera.

¿Quién se cree que es este tipo para hacerse el lindo y burlarse? ¿Acaso es el típico cliché en el que nos terminamos enamorando, nos casamos y todo sale bien? Pues no lo será. Compostura, Victoria. Compostura.

Llegó a la puerta y lo vió alejarse mientras subía a su auto de lujo, con el maletín en la mano, sus zapatos lustrados cuasi al extremo y su mirada arrogante mirándola desde arriba.

Levantó una de sus cejas y la saludó con la mano.

Ella se escondió tras la columna de la entrada del edificio. Y entonces, recordó otra vez el encuentro fortuito en el ascensor. Sus cuerpos perdidos en la aventura, suspirando al compás el uno con el otro. Sintiendo su cuerpo maduro junto al suyo.

Esa avalancha de recuerdos no se la quitaría de encima. Se tumbó contra el vidrio para aliviar el ardor que estaba sintiendo en su cuerpo y unos minutos más tarde reaccionó.

Fantasía pasajera. Segundos de euforia. Y una ciudad que comienza a devolverle la vida cuando el ruido crujía constantemente en su corazón roto por las circunstancias de la vida.

Un momento irremediablemente incapaz de olvidar.