Escribir. Sin pausa pero sin calma.
Escapar de esta realidad por un ratito.
Emprender un viaje. Conocer personas. Encontrarme a mi misma envuelta entre palabras que no sé como definir.
Soy. Por unos días: soy.
Disfruto.
Me olvido de mis problemas. Me olvido del mundo.
Me dedico a disfrutar y dejarme ser yo.
Compartir.
Entender que la vida es solo un instante y que no vivimos para siempre.
Es hermoso.
Disfruto los atardeceres. Observo. Sonrío.
Hablo. Me dejo llevar. Corro en la naturaleza.
Me libero. Dejo las cargas que llevo conmigo en cada paso que doy.
Me cuesta. Porque el peso emocional es enorme.
Sin embargo, llevo mi energía hacia el lado positivo y disfruto.
Que lindo poder sentirme así nuevamente.
Que lindo volver a sentirme llena.
Vuelvo. Ya no más. Recibo noticias. Recibo novedades.
Otra vez lo mismo.
Otra vez el dolor.
Otra vez la ansiedad en el cuerpo, lastimandome.
No puedo comprender porque dejo que suceda.
Es más fuerte que yo.
Intento calmarme.
Baño de inmersión.
Comida rica.
Y tratar de pensar en todos los momentos lindos que vivi y aun quedan por vivir.
Pienso en mis planes a futuro. Pienso en las cosas que me motivan, que me hacen bien.
No quiero dejarle a mi mente el motivo perfecto para que no pueda dormir esta noche.
No es fácil.
Un montón de momentos hermosos, ¿arruinados por un simple pensamiento?
Mi cuerpo quiere escapar. Mi mente se altera.
Basta.
Ya no quiero sentir esto.
Quiero calma.
Quiero paz.
Quiero vivir.
Quiero ser yo.
Quiero sentir que soy sin necesidad de callar.
Quiero invertir en mi. Escribir. Contar historias. Contar lo que siento.
Descargar en palabas lo que no puedo hacer en actos.
Re. acomodarme.
Re. nacer.
Re. vivir.
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